miércoles, 24 de octubre de 2012

Resultados escrutados



El pasado domingo se volvió a celebrar, en dos regiones de nuestro país, la fiesta de la democracia. En esta ocasión los comicios se llevaban a cabo con el fin de elegir al auriga responsable de dirigir las riendas de la presidencia autonómica de Galicia y del País Vasco. Dos regiones distintas en cuanto a costumbres, política, sociedad y pasado; pero con un presente común, marcado por la situación actual y un futuro todavía por escribir. A la sociedad, en el cumplimiento de su deber democrático, le tocaba la labor de manifestar su parecer con alguna las diversas opciones de gestión política, planteadas por los partidos en sus programas electorales.

A estas elecciones concurría el Partido Popular con un programa que afianza la política de reajuste económico y de control de gasto e inversión pública, tan necesaria a día de hoy, y que tan buenos resultados le está dando al candidato y Presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo; junto con unas propuestas de unidad y fortaleza nacional en consonancia con las políticas que el propio Partido Popular está llevando a cabo desde el Gobierno de España, sin que por ello, ninguna de las dos regiones debiera perder sus señas de identidad ni peso en los conciertos autonómicos, como, por ejemplo, tanto se afanó en defender en todo momento el candidato vasco Antonio Basagoiti; pese a que desde diversas voces cercanas al independentismo se pregonara lo contrario. Con respecto a éstos, los independentistas, representados por PNV y Bildu en el País Vasco y BNG y AGE en Galicia, hay que reseñar que se encuentran ante la difícil tesitura de elegir entre, arrimar el hombro para superar la difícil situación económica por la que pasan sus regiones en particular, y España en general; o apoltronarse en un discurso independentista, que dadas las circunstancias, puede llegar a situarse en argumentos cercanos al mesianismo contraproducente de tiempos pasados (o actuales, como en otra región ya de sobra conocida), desaprovechando en este caso una oportunidad de oro para salir adelante y superar problemas como el actual de la crisis, o el histórico, en el caso vasco, del terrorismo (que, dada su magnitud, no pasaré a escrutar). Por otro lado, no debemos olvidar a las formaciones históricamente denominadas “de izquierdas”, como son el PSOE e IU, que concurrían con la necesidad de apuntalar con el resultado de las urnas, los argumentos defendidos en Madrid, y que tanto se han radicalizado en el último año, primero de los años del Gobierno de Mariano Rajoy; además de, en el caso del PSOE, sentirse obligado a obtener unos buenos resultados, dada su ubicación como principal partido de la oposición en Galicia y ostentar la Lehendakaritza en el País Vasco.

La jornada del domingo transcurrió y los resultados llegaron. En Galicia el Partido Popular mejoraba y renovaba su mayoría absoluta; por otro lado, en el País Vasco, la opción más votada era la del PNV, seguida de cerca por Bildu, con seis escaños de diferencia. Mientras que en el primero de los escenarios el resultado era claro para gobernar, en el segundo, debería llegarse a acuerdos para formar gobierno, diversas opciones son posibles. Pero, en ambas regiones hay que señalar el descalabro considerable que han sufrido los históricos partidos de izquierdas. IU en Galicia se ha visto eclipsada en la coalición formada con AGE y en el País Vasco ha desaparecido del Parlamento; mientras que lo del PSOE responde más bien a un descenso por un pozo sin fondo, y que parece no tener fin, iniciado tras las elecciones municipales de 2011 y confirmado en las pasadas nacionales del 20-N, así como en todas las regionales a las que han concurrido desde que Rodríguez Zapatero dejara la batuta del partido a Alfredo Pérez Rubalcaba. Y es que hay que comprender que cuando, de un día para otro, se deja de afrontar la realidad, para intentar desgastar a un gobierno, maquillando la responsabilidad de los problemas y la ausencia de propuestas políticas con la agitación injustificada de la masa social descontenta, tarde o temprano se desvela el resultado en los votos escrutados.


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